10.10.09

Conociendo sobre Orquídeas



Las Orquídeas pertenecen a la familia botánica de las Orchidaceae, que comprenden aproximadamente entre 25.000 y 30.000 especies, agrupadas en 1.800 géneros. Debido a su complejidad floral, a sus interacciones con los agentes polinizadores y a sus simbiosis con hongos para formar micorrizas, están consideradas como la culminación de la evolución floral. Están extendidas por todo el mundo, pero particularmente son más abundantes en las regiones tropicales, de ahí que se cuenten en 60.000 los híbridos y las variedades producidas por los horticultores.

El filósofo griego Theophrastus (300 años a.C.), discípulo de Aristóteles, es reconocido por muchos como el primer botánico por su manuscrito “Indagaciones sobre las Plantas”, en el que describe algunas orquídeas del Mediterráneo y les da el nombre genérico de Orchis (en griego) que significa testículo, por la apariencia de los tubérculos subterráneos en algunas especies terrestres. Las orquídeas se pueden clasificar en tres grupos: las epífitas (constituyen el 90 %), que cuelgan de árboles y arbustos. Proceden de zonas tropicales, no son muy delicadas y son las más vistosas, siendo las que se compran normalmente; las semiterrestres, que crecen en colchones de hojas en descomposición o sobre piedras recubiertas de musgo; las terrestres, con sus raíces en la tierra.

La primeras Orquídeas llegaron a Europa a principios del siglo XVIII en barcos de la armada Británica. Debido a la lejanía de donde eran obtenidas, pocas sobrevivían al viaje, haciendo que fuesen muy codiciadas. En el siglo XIX, selvas y bosques enteros fueron despojados de sus Orquídeas con el fin de satisfacer a los ricos aficionados europeos. Las orquídeas, en su hábitat natural, están consideradas por el CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), como amenazadas y en peligro de extinción. Por ello tienen en diferentes países del mundo rangos de protección. La mayoría de las orquídeas que se compran son híbridos, debido la dificultad que caracteriza a su cultivo.



Por último, como curiosidades el decir que: la Iglesia Católica consideraba a las orquídeas como el alimento de Satanás, y que las orquídeas impulsaban al hombre a los excesos; la vainilla, utilizada en la alimentación y perfumería, se encuentra dentro de la familia de las orquídeas; en el siglo XIX se tiene registro de la adquisición de una orguídea por lo que hoy equivaldría a unos 75.000 euros; estas flores se caracterizan por poseer flores hermafroditas (ambos sexos en la misma flor)…

La primera referencia sobre orquídeas americanas se encuentra en el Codex Badianus, un tratado de plantas medicinales aztecas, en 1552. En este libro se describe la vainilla; con el fruto de esta orquídea se preparaba el tlilxochitl, una poción usada como perfume, especería o medicina.


Las orquídeas que dejó mi vieja


FUENTE

REPRODUCCIÓN DE LAS ORQUÍDEAS


Las orquídeas producen miles de semillas en cada flor, algunas incluso millones, si bien la reproducción mediante ellas es complicada y por regla general rebasa las capacidades de un aficionado, pues se suelen necesitar materiales de laboratorio para asegurar una necesaria asepsia. Por otro lado, las semillas casi no tienen sustancias de reserva, por lo que necesitan de la pronta simbiosis de un hongo para sobrevivir (micorrizas con hongos del género Rhizoctonia) , y normalmente las técnicas para micorrizar son complejas.
También de forma comercial se recurre a técnicas de reproducción "in vitro".

Los insectos, atraídos por el olor o la forma de la flor son quienes propician el desarrollo de los tubos polínicos, luego de haber trasladado el polinio —masa de polen— al estigma. Solo así ocurre la fecundación y, más tarde, el paulatino crecimiento de una cápsula de miles y miles de diminutas semillas que posteriormente se diseminarán en el entorno por la acción del viento. Unas serán fértiles, otras estériles, y contadas las que podrán germinar con la necesaria asociación con el hongo del género Rhizostoma.

Este amplio grupo de plantas es considerado como uno de los más evolucionados dentro del reino vegetal, producto de su amplia diversidad y distribución planetaria, sobre todo en los trópicos y subtrópicos. Pero a pesar de lo anterior, sus semillas carecen del potencial germinativo en tierra al no tener endospermo, hecho que explica y condiciona la reproducción asexual o agámica: el procedimiento más conocido entre los aficionados, aunque no es el único.

SE REPRODUCEN TAMBIÉN POR LA VÍA SEXUAL


En la corteza de ciertos árboles habita un hongo específico, con el cual las semillas de las orquídeas se relacionan hasta tanto hayan alcanzado un nivel de desarrollo favorable, para iniciar otro, el del óptimo crecimiento de la futura planta. Una vez logrado este estadío superior, la pequeña plántula se independiza para siempre del hongo que por un tiempo fue el que le suministró las sustancias nutritivas imprescindibles para la germinación y demás procesos biológicos.

Sin esta simbiosis transitoria, las orquídeas en condiciones naturales no tendrían una multiplicación sexual. Lógicamente, no todas las semillas llegan a ser una planta, ya sea por el inseguro paradero que les espera a muchas de ellas o por la infertilidad de un por ciento de las mismas.

El hombre a lo largo de la historia, en su afán de conocer asuntos aún inexplorados, ha realizado valiosos aportes científico-culturales. Las orquídeas no han estado exentas de la curiosidad humana. Y lo prueba la idea continuada hasta nuestros días, de lograrlas, además, en condiciones artificiales por medio de la técnica del cultivo in vitro. Excelentes e interesantes son los resultados que logran alcanzarse de este modo. En nuestro país tal experiencia ha sido aplicada en más de una oportunidad.

El cultivo in vitro del fino polvo de las semillas de este ente ornamental, permite obtener un conjunto de vigorozas plantas en un tiempo más corto a como suele suceder en un ambiente natural. El definitivo éxito se alcanza con una adecuada selección y esterilización de las semillas a sembrar en un medio nutritivo inorgánico y, posteriormente, con el grado de adaptabilidad de las vitroplantas en su medio (a)biótico.

Si algún día desapareciera de la faz de la Tierra el hongo Rhizostoma, el cultivo in vitro salvaría a estas preciadas plantas, que superan las 25 000 especies.

Sin embargo existe una modalidad de reproducción asexual asequible al aficionado: los keikis.

Un keiki es un hijuelo que la planta madre emite en la vara floral, tras la floración.
Por supuesto no siempre ocurre. Pero se puede estimular su emisión.

Para ello, tras la floración, se corta la vara por encima de un nudo sobre la mitad de su longitud. Luego se retira con cuidado la pielecilla que cubre las yemas de los entrenudos, con mucho cuidado para no dañar éstos. Con ello conseguiremos que les llegue más luz.

También se puede añadir "pasta para keikis" que es una pasta especial con una hormona, benziladenina, que estimula su emisión. Una vez el keiki ha emitido raíces de unos 4 cm, se puede separar de la planta madre, aunque hay quien prefiere dejarlo más tiempo unido, a la vez que lo coloca sobre una macetita con substrato, para que desarrolle más las raíces.

HIBRIDACIÓN


Ninguna familia de plantas ha producido un número tan grande de híbridos, tanto naturales como inducidos por el hombre.

Se estima que existen cerca de 100,000 variedades híbridas en la actualidad, y el número sigue creciendo, como resultado de la intensa actividad hibridizadora desplegada por cultivadores profesionales y aficionados.

Tomar polen de una flor para depositarlo en otra, y de esta manera obtener una planta híbrida, no reviste mayor problema.

La dificultad radica en las semillas que producen las cápsulas (que es como se llama al fruto de la orquídea): no contienen éstas el alimento, necesario para iniciar la germinación, que otras semillas llevan consigo, como es el caso de la albúmina de los frijoles.

En la naturaleza, las semillas de orquídea se asocian con un hongo que produce los azúcares que permitirán al embrión iniciar su desarrollo. Sólo hasta que este alimento se produjo en el laboratorio es que la industria de la hibridización alcanzó las proporciones de verdadera explosión que experimenta hoy día.

CÓMO INICIAR UNA COLECCIÓN DE ORQUÍDEAS?


Cultivar orquídeas en casa es más fácil de lo que uno se imagina.

- Adquiera plantas que se adapten a las condiciones de su entorno. Si vive en un clima tropical, entonces trabaje con plantas de clima cálido, más que con especies de alta montaña. Hasta donde sea posible y su presupuesto se lo permita, modifique las condiciones de cultivo para que se acerquen a las que sus plantas tendrían en su hábitat natural.

- Inspeccione sus plantas con frecuencia. Busque síntomas de enfermedades, plagas e insectos. Detecte a tiempo si sus plantas sufren por no tener condiciones adecuadas de cultivo: pérdida o amarillamiento de hojas, falta de floración o renuevos, deterioro general.

- Las orquídeas, como cualquier planta, necesitan luz para poder realizar la fotosíntesis que convierte los minerales presentes en el ambiente en savia y nutrientes. Hojas oscuras y falta de floración indican falta de luz; hojas amarillas e incluso quemadas apuntan hacia un exceso de sol.
Diferentes especies requieren de diferentes condiciones; investigue qué es lo que su nueva planta necesita antes de condenarla a un ambiente inadecuado.

- Las orquídeas crecen en muy diferentes medios: desde el nivel del mar hasta la alta montaña, y desde el trópico hasta las zonas polares. Es obvio que cada especie necesitará de distintas condiciones de temperatura.
Podemos clasificar a las orquídeas como de clima cálido (temperatura nocturna mínima de 20ºC); templado (mínimo de 13 a 18ºC), y de ambiente frío (de 10 a 13ºC).
Habrá que buscar plantas que se adapten a las condiciones de nuestro ambiente. Recordemos que la orquídea necesita de diferencias de temperatura notables para florecer, entre el día y la noche. Dentro de la casa podemos lograr este efecto abriendo ventanas por la noche.

- El agua: Esta es la variable más difícil de controlar, porque depende de otras muchas: humedad relativa, tipo de medio de cultivo, intensidad luminosa, temperatura, circulación de aire.
En general, hay que añadir agua en abundancia cuando la planta se encuentra en crecimiento activo, y reducirla después de la floración.
Las especies con pseudobulbos de tamaño respetable, como Catasetum, muchas Laelia y Dendrobium, almacenan agua y están preparadas para sus periodos de descanso.

Otras, como Phalaenopsis, Paphiopedilum y Masdevallia, que no cuentan con pseudobulbos, requieren de humedad más constante.
Estudie las condiciones naturales de su orquídea y proceda en consecuencia. El empleo de agua deberá aumentar a mayores intensidades de luz y temperatura; mayor circulación de aire, menor humedad relativa y la siembra en medios abiertos y con buen drenaje. Cuando riegue, hágalo con profusión; de esa manera limpiará residuos acumulados en macetas u otros soportes de cultivo.

- Las orquídeas, como cualquier ser vivo, necesitan de alimentación. Alimente ligeramente y con frecuencia.
Exceso de fertilizantes en el agua puede quemar e incluso matar una planta. Hoy en día se puede conseguir un producto muy interesante, la litonita, desarrollada y producida de manera exclusiva en la isla de Cuba, que proporciona medio de cultivo y alimentación al mismo tiempo para casi cualquier tipo de planta, la orquídea incluida. La litonita es una zeolita, esto es, una piedra que absorbe sales minerales, y que luego las cede a las raíces de la planta por medio de un intercambio iónico.

-Circulacion de aire: las epífitas en especial, acostumbradas a tener sus raíces expuestas a la intemperie. Cuando se cultivan estas plantas en maceta, debe buscarse un medio de cultivo con el tamaño suficiente para permitir que el aire circule adecuadamente entre las raíces de la planta. Además, claro, deberá buscarse un ambiente abierto para colocar cualquier orquídea en casa.

- Enmacetado: En climas secos, donde la humedad relativa es baja, es especialmente útil el uso de macetas, que retienen el agua mucho más que la superficie de un árbol o de una piedra.
Existen muchos medios para proporcionar soporte a las plantas dentro de la maceta: fibra de osmunda o de algún otro helecho gigante; corteza de árbol, corcho, e incluso piedras como el jal que le da nombre a nuestro estado.
Muchos medios de cultivo en maceta degeneran con el tiempo, por lo que habrá que renovarlos con cierta frecuencia.

Algunas plantas, como las Gongoras, en la foto, echan sus flores hacia abajo; tendremos que colocarlas en las ramas de nuestro árbol de orquídeas, o plantarlas en canastas con el fondo hueco para permitir la salida de las flores.


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